domingo, 26 de abril de 2009


janerianoos!!

Me extrañaron en el blog? yo se que si jaja. Bueno tengo mucho que contar pero mas que nada me gustaría empezar por la celebración de pascua de este año, ya que hace mucho que no publico nada y además porque es un tema importante.

jóvenes! Jesús ha resucitado!, y digo jóvenes por la simple razón que mi reflexión hoy es para ustedes.

Se que se cansan de escuchar hablar de pascua, de la alegría por la resurrección de Cristo, de que todos los años leen las mismas cosas, hacen las mismas cosas, y todavía no le hayan sentido. Por eso quiero acercarme a ustedes hoy.

Estaba en casa y sentí la necesidad de escribirles, de hacerles saber porque para todos los cristianos y porque sobretodo a mi siendo joven esta noticia es importante.

Nosotros los jóvenes hacemos la diferencia porque la sociedad esta acostumbrada a vernos de cierta manera, pero si nos ven preocuparnos por algo saben que es porque nos interesa, i si nos interesa es porque hay algo en eso que no esta en ningún otro lado, que es especial. Somos de ese grupo reducido que en pascuas no sale a bailar, no se queda en su casa viendo tele, jugando a la play o durmiendo. Sino que nos interesamos por recibir esta pascua de una manera especial, ya sea reuniéndonos en nuestras parroquias o con nuestro grupo de amigos, a reflexionar, cantar o realizar dinámicas que nos hagan sentir alegría por nuestro Señor.

Yo siendo joven e recibido muchas veces interrogantes sobre el porque "pierdo el tiempo en eso y no voy a bailar" la respuesta es muy simple yo me lleno de gozo haciéndolo, el no salir a hacer lo que los demás hacen no me afecta porque es así como lo prefiero porque me divierto mas alegrándome por lo que si hay que alegrarse, por Él, quien nunca me abandona i quien me da toda la fuerza siempre.

Jóvenes animemonos a vivir con el Señor! sin vergüenza, el no la tubo cuando murió por nosotros el no nos negó, no lo neguemos nosotros por un simple fin de semana porque vale la pena vivir la fe pero mas si lo haces janerianamente :D.



Bueno antes de despedirme quiero agradecer la presencia de Madre Ximena en el grupo de janerianos este año, y decirle a Madre Mirta que la extrañamos montones y esperamos que este de miles allá en Chile!

Mas adelante voy a empezar a poner resúmenes de las fichas de confirmación para que se las bajen los chicos así pueden repazar y preguntar todo aquello que no haya quedado claro.

Un beso

"Con Jesús, José y María janerianos todo el día!"

jaja me gusta mucho esa frase :)
Arianita.

domingo, 1 de marzo de 2009

Cuaresma - 25 de febrero 2009

Mensaje para la Cuaresma 2009 del Papa Benedicto XVI

"Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta díasy cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt 4,2)

¡Queridos hermanos y hermanas!Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor —la oración, el ayuno y la limosna— para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, hacer experiencia del poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, “ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos” (Pregón pascual). En mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre” (Mt 4,1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley (cfr. Ex 34, 8), o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb (cfr. 1R 19,8), Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Gn 2, 16-17). Comentando la orden divina, San Basilio observa que “el ayuno ya existía en el paraíso”, y “la primera orden en este sentido fue dada a Adán”. Por lo tanto, concluye: “El ‘no debes comer’ es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia” (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 98). Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar “para humillarnos —dijo— delante de nuestro Dios” (8,21). El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: “A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos” (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo secreto y te recompensará” (Mt 6,18). Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34). Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del “viejo Adán” y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica” (Sermo 43: PL 52, 320, 332).En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica Pænitemini de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no “vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos” (cfr. Cap. I). La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40).La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía “retorcidísima y enredadísima complicación de nudos” (Confesiones, II, 10.18), en su tratado La utilidad del ayuno, escribía: “Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura” (Sermo 400, 3, 3: PL 40, 708). Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: “Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (3,17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (cfr. Enc. Deus caritas est, 15). Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-27), y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,18). También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal.Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: “Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia – Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención”.Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. Enc. Veritatis Splendor, 21). Por lo tanto, que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical. Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Beata Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en “tabernáculo viviente de Dios”. Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.

domingo, 1 de febrero de 2009

janerianooos!!!
holaaa
bueno estoy un poco triste por no ver comentarios en los posteos que he subido i porque nadie mas posteo nada así que les mande un email con los pasos para que ustedes puedan realizar entradas i comentar cada cosa que se decida escribir.
Mas que nada hoy quiero dejar simplemente saludos a todos porque no los veo desde que termino nuestro ciclo de confirmación y agradecerles por ese año compartido lleno de alegría y crecimiento.
Les dejo un abrazo fuerte y espero que Jesús, José y María sigan iluminando nuestro camino junto a Ana María Janer.






Ariana

miércoles, 31 de diciembre de 2008

FELIZ AÑO!!




janerianooss




Esta vez me acerco a ustedes con un nuevo motivo desearles de corazón un feliz año nuevo que podemos compartir con nuestras familias y nuestra comunidad.


Espero que no les moleste que sea tan breve pero me estoy yendo de viaje a ver a la familia en San Nicolás ^^ así que no tengo mucho tiempo.




Les deseo que pasen una gran noche y nos veremos nuevamente para seguir juntos.


Que Jesús José y maría iluminen nuestro camino junto a Ana María Janer, espero verlos pronto reunidos todos de nuevo!








Un gran abrazo a todos.














Ariana.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Bienvenidos


Bueno soy nueva en estas cosas y la verdad que me entusiasme mucho en hacer esta pagina. Con la comunidad siempre hemos hablado de lo bien que nos haría tener una página para publicar cosas con respecto a nuestra familia janeriana ubicada en Aldo Bonzi.

Espero que no les moleste que me haya adelantado pero sepan que esta página la vamos a hacer entre todos!! como siempre cada uno aportando lo mejor y cumpliendo su MISIÓN en la familia que conformamos.

A pesar de los altibajos, de que algunos llevan mas tiempo que otros, y de todo lo que pueda llegar a pasar siempre cumplimos :). Ayer comprendí lo mucho que me agrada compartir todo esto con ustedes y quiero agradecerle a Él por haberme llamado, por enseñarme tanto a través de personas a las cuales llegue a querer muchisimo. En este año se han formado muchos lazos lindos, y momentos que nunca olvidaremos, y que seguramente estaremos esperando que se repitan.

Gracias por este año !

Espero que disfrutemos este blog les dejo mi email así después me piden los datos para poder entrar y modificar cosas :) (ari_morosha@hotmail.com)

Me despido dejando una parabola que me gusta mucho y un enorme abrazo a todos.



La sal de la tierra y la luz del mundo

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al padre que está en el cielo.

( Mateo 5, 13-16)






Ariana.